En lo que va del año en el Mercado de Liniers, los valores del gordo sufrieron una suba del orden del 20%, que se empezó a notar a partir del mes de mayo. En primera medida, los matarifes trataron de absorver parte de esos costos y en las carnicerías, azotadas ya por subas de impuestos, tomaron la misma determinación, a fin de no impulsar una merma en las ventas.
Cuando esos valores se instalaron definitivamente en la comercialización de la hacienda en pie con destino a faena, no quedó otra opción que trasladar definitivamente esos números a la puerta de los locales, lo que significó un aumento del 10 al 15% en las góndolas, impactando nuevamente en los bolsillos del comprador que, hace ya algún tiempo, compra con mesura, encargando cantidad en función del dinero y no por peso puntualmente.
En algunos comercios cárnicos, la alternativa de la tarjeta de crédito para pagar en cuotas, le da un poco de aire a las ventas.